sábado, 31 de marzo de 2012

Un invierno tenso.

Llevábamos tres semanas de invierno. No estaba segura de si Alex se habría convertido o no. Seguía desaparecido.
Desde hacía un par de días no pegaba ojo. No fui capaz de dormir. Simplemente, no podía.
No hacía más que pensar en él. Si seguiría vivo o no. Quizá se hubiera convertido, si, pero podía haber muerto hace un tiempo.  Ayer salí al bosque a ver si los cazadores, hace dos noches, habían conseguido matar a alguno de la manada. No vi a ninguno de ellos. Ni a Alex. Las ramas de los árboles y la nieve, apestaban a perro mojado. Noté como era capaz de seguir el rastro  simplemente acercándome a unos metros del rastro. Mis rasgos lobunos estaban empezando a dar señales.
Era extraño; recorrí toda la linde del bosque, fui a la laguna de Sawtonville, donde solían beber y reunirse para aullar por las noches, también me acerqué al porche de la casa de enfrente, donde, a escondidas, Alex solía esperarme cada noche con su pelaje invernal. En todos estos sitios; ni rastro de la manada. Ni Andy, Cley, Bob, ni siquiera Denise. ¿ Y si los cazadores les habían matado? ¿ Y si se han marchado y Alex no volvería nunca? No, no me haría eso nunca.
Desde la ventana de mi cuatro pude oír como aullaban unos cuantos lobos. Estaban demasiado lejos, no pude reconocer el aullido. Alex no era, eso seguro.
Era triste. Por lo que pude entender a uno de ellos, había unos cuantos heridos. Otros muertos. Y otros....que se habían desviado de camino. Me imaginé, entre la manada, aullando por la muerte de uno de mis compañeros. A uno de mi familia. Yo no encajaba ahí.

Cansada de buscar por el bosque, me quedé en la ventana de mi habitación, observando de lejos, con la mirada perdida, el bosque. Cogí una taza de chocolate caliente, y pensé en todo lo que me estaba sucediendo, en cómo mi vida había cambiado.
Alex, mi chico en verano y mi lobo en invierno, había desaparecido. Antes de desaparecer, fuimos a casa de Cley, y Bob, el lobo nuevo de la manada, me mordió.  Desde entonces, de vez en cuando, experimento cambios, pero Alex me ha contado, que hasta el invierno del año que viene no me transformaré. Todo el pueblo ha ido a cazar a los lobos, se estaban produciendo demasiadas muertes.

-Creo que necesito descansar.- Me dije a mi misma.
 Y a los diez minutos, me quedé dormida en el sillón de mi habitación.




----------------------------------------------------Un Mes Después.--------------------------------------------------




Noté ese rasgar en mi estómago. Ese mal estar. Lo noté y si, otra vez.
Me estaba volviendo a transformar. No sabía por cuanto tiempo esta vez. Andé a paso ligero hacia el bosque, medio desnuda, llorando.
Comencé a estirarme más y más, a desgarrarme la piel. Entonces bajé los brazos al suelo, que ya no eran brazos, eran patas peludas, y galopé y galopé hacía el bosque.

A las dos horas, comencé a sentirme humana otra vez, gemidos, dolor, y sentir el frío por todo mi cuerpo de nuevo, desnudo, me hizo darme cuenta que ya podía recordar y pensar como un humano.

Recordé todo. Y comencé a llorar. Me tiré al suelo. A la nieve. Me iba a congelar.
Poco a poco, noté como dejaba de sentir todo mi cuerpo. Las lágrimas eran las únicas que parecían entenderme. Se dejaban caer, y se fundían con la nieve. Creo que estuve unos minutos, casi inconsciente, llorando en la nieve.

Y sin quererlo, comencé a oler a perro. No yo, si no en el aire. Alguien o mejor dicho algo se acercaba a mí. Me quedé inmóvil. Tirada en el suelo, en ese momento, era una loba blanca, y con la nieve, pasaría desaprecibida.
Y en la lejanía del bosque, vi un lobo negro, con los ojos humanos amarillentos.
Era él. Sin duda. Alex.
Se acercó. Me olfateó. Yo era humana. Él lobo. Pegó su nariz congelada y sus pequeños bigotes a mi cuello, y me dio un pequeño empujón. Me caí, me senté.

-Estás vivo.- Murmuré.

Sus ojos, amarillos, me miraban fijamente, cuando pareció percatarse de que estaba desnuda, de que me acababa de convertir.
Se acurrucó a mi lado, me enrosqué en su pelo. Su profundo pelo negro, y me dejé llevar por su olor a perro mojado, a frío, y pino.
No tenía frío.
No volví a despertar, de ese invierno de espera,

No volví a despertar, de ese invierno tenso.

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